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Joaquín Jesús Sánchez on Galli

Jul 02, 2023

Galli, Hocker (Taburete), 1989/1998, acrílico sobre cartón, 48 × 33 7⁄8".

Mientras preparaba la Undécima Bienal de Berlín 2020, uno de sus curadores, Agustín Pérez Rubio, tropezó con un libro de artista de Galli, lo que llevó a su inclusión en la exposición. Nacido en 1944, Galli es un pintor que se codeó con los Neue Wilde, o neoexpresionistas alemanes, y cuyas obras han llamado poco la atención en las últimas décadas. Un resultado de su reciente "redescubrimiento" fue "Sección transversal 1987-2009", que reunió un grupo de obras de pequeño y mediano formato, en su mayoría ejecutadas en acrílico sobre cartón. Su imaginería abunda en objetos domésticos (principalmente tazas) y cuerpos deformes en posiciones imposibles. En Baum/Tasse, también conocido como fürchtet euch nicht, (Árbol/Copa, también conocido como No temas), 1987/2004, una mano incorpórea sostiene un plato y una taza debajo de lo que parece un racimo colgante de plátanos de color carne, o tal vez otra mano ? Al fondo, y apenas perfilada sobre un plano oscuro, se encuentra la silueta de un árbol. In Landschaft mit Unkraut säendem Teufel! (Paisaje con el diablo que siembra malas hierbas!), 1987/2004, las ramas de un tronco de árbol cubiertas con un mantel moteado parecen transmutarse en manos. Una copa flotante derrama líquido sobre una de las palmas hacia arriba; otro baúl sostiene una copa vertical; y una tercera copa se encuentra encima de un baúl separado, de color azul. La artista emplea una pincelada espesa de empaste que se alterna con una línea frágil y vacilante para dar a sus imágenes un aspecto crepitante. Esta técnica es evidente, por ejemplo, en la colección de loza blanca, escasamente delineada con algunos trazos, en Sin título, 2009.

Las representaciones antropomorfas en la obra de Galli tienen un aire algo sórdido. Los torsos sin piernas tienen brazos que gesticulan salvajemente; debajo de las faldas sobresalen ubres y patas que terminan en pezuñas, como en oT, (mit Eutern), Küche von Fratta (Sin título [con ubres], La cocina de Fratta), 1987/1998. Otro trabajo muestra a un hombre desnudo orinando tanto por el pene como por los brazos (Sin título, 1990). En otro lugar, una figura contorsionada con expresión de horror sostiene una cuchara de pie ante una mesa de comedor, sobre la que descansa una sartén y un vaso (Magentrost, 1991/1993/1996). En los dibujos de Galli también encontramos personajes extravagantes, pero los trazos ágiles y un tanto angulosos en grafito y crayón pastel les otorgan una ligereza que no se encuentra en las pinturas.

En el cuadro Hocker (Taburete), 1989/1998, de dos patas de un taburete de tres patas brotan manos que sostienen una figurilla aureolada. Del asiento emerge un ojo amarillento cansado, mientras que una mata de pelo blanco parece levantarse del resto de la superficie en trazos blancos sinuosos y gruesos que velan una capa de fondo oscuro. Curiosamente, este enigmático adorador ciclópeo mantiene la mirada baja, como si en una actitud mística aún resistiera su naturaleza de taburete.

De las imágenes de Galli podría ser fácil inferir una relación problemática con el cuerpo, lo que no sorprende, dados los prejuicios que habría enfrentado un artista que tiene acondroplasia (un trastorno óseo que conduce al enanismo) y que es abiertamente queer. Pero tal observación no debe exagerarse, o uno corre el riesgo de subordinar obras técnicamente notables y visualmente impactantes a un reduccionismo condescendiente. Vale la pena redescubrir el trabajo de Galli porque todavía está artísticamente vivo, no por su biografía.

Traducido del español por Michele Faguet.

— Joaquín Jesús Sánchez